jueves, 14 de abril de 2016


CUANDO LA CALLE POR FIN HABLÓ

La colaboración de la ciudadanía en la información ha cambiado el modelo de periodismo, basado ahora en un cierto feedback o retroalimentación, en el que el receptor se convierte incluso en emisor. Por lo tanto, deja de lado un tipo de periodismo unilateral, y contribuye a una mayor democratización. A continuación, explicaremos las causas que han impulsado este tipo de periodismo ciudadano, así como algunos ejemplos en los que este se pone de manifiesto.

La era de las nuevas tecnologías ha sido un factor clave por el cual se ha conseguido esta participación ciudadana. Internet ha impulsado una nueva forma de comunicación en la cual el ciudadano no es un mero lector de prensa. Los blogs, las páginas web como Wikipedia o el poder contactar electrónicamente con un medio son algunos ejemplos de ello. Son plataformas que permiten y facilitan la libertad de expresión e información de los ciudadanos, lugares en los que estos pueden expresar libremente su opinión. No obstante, ya hemos mencionado en algunas entradas de este blog, que las tecnologías pueden presentar un doble filo, ya que, por otra parte, pueden convertirse en medios propicios a los intereses del gobierno; es decir, pueden servir como herramientas de control por parte de este. Pese a ello, no conviene olvidar que han impulsado la participación ciudadana en el periodismo, o, dicho de otra manera, han impulsado el denominado periodismo ciudadano.


Este fenómeno no es monocausal, como la mayoría de procesos históricos, económicos, sociales o culturales. Por consiguiente, a este agente tecnológico se unen otros más, como los problemas de los medios tradicionales, aunque ambos componentes están muy enlazados entre sí. Actualmente, los medios tradicionales, en concreto la prensa en papel, se han tenido que enfrentar y adaptar a un proceso de digitalización: Internet ha cambiado  la forma de hacer periodismo. Por lo tanto, estos medios deben cambiar sus estructuras y modelos de negocio. Por ejemplo, la introducción del pago por contenidos o del denominado Affinity Club son ejemplos de ello. Por un lado, el pago por contenidos, introducido aproximadamente a principios del siglo XXI, consiste en que el usuario paga por un contenido digital que se considera más exclusivo o que presenta un valor añadido. Sin embargo, no fue un modelo de gran éxito, a excepción de algunos periódicos económicos. Por otro lado, el Affinity Club consiste en un club de suscriptores en el que se ofrecen ciertos descuentos o ventajas económicas a estos (en restaurantes, teatros, cines, etc.); lo que implica que el medio de comunicación lleve a cabo una serie de acuerdos con otras empresas. Como se observa en estos ejemplos, actualmente la prensa digital, que a su vez ha impulsado el periodismo ciudadano, se encuentra en auge y actúa en detrimento de los periódicos tradicionales. 



No obstante, no es este el único problema con el que deben combatir, ni tampoco el único factor que ha impulsado el periodismo ciudadano: su falta de credibilidad y su vinculación con el poder político son otros componentes relevantes en estos procesos; aunque la unión prensa y política no es un fenómeno exclusivo de hoy en día. En España, los gobiernos liberales y conservadores del siglo XIX ya utilizaban a la prensa como instrumento de control ideológico, e incluso se remonta a épocas anteriores. Este nudo gordiano, entre poder político y periodismo, ha llevado a una falta de credibilidad: la derecha y la izquierda tienen  una poderosa influencia en la prensa. Esto hace que la posición del periodismo como “perro guardián” peligre, lo que también contribuye a su desacreditación y falta de credibilidad. De igual manera, su vínculo con ciertos poderes económicos es otro sustrato relevante que, a mi juicio, desprestigia a la prensa. El hecho de que el periodismo dependa de sectores bancarios y grandes sociedades privadas (principales fuentes de los ingresos publicitarios del medio) son ejemplos de las posibles presiones que pueden existir, así como de las posibles manipulaciones que pueden darse en la información. 

Las manipulaciones ponen de manifiesto la desacreditación de la prensa, y conducen, hasta cierto punto, a un cansancio ciudadano. Este último también es dado, como ya hemos mencionado, por los propios abusos de poder. Por ejemplo, aunque haya un debate acerca de si el 15- M ha triunfado o no, este movimiento es un caso ilustrativo del agotamiento y descontento de la ciudadanía ante los abusos políticos, y en concreto ante el sistema bipartidista español. De este modo, el periodismo ciudadano es una forma de combatir contra estas injusticias, o al menos de denunciarlas. Por ejemplo, Indymedia (Independent Media Center) fue una red global de participación periodística ciudadana. Indymedia se inició en 1999 como un movimiento que simpatizaba con la antiglobalización de EEUU, en contra de las cumbres de Seattle de la OMC (Organización Mundial del Comercio). Por tanto, fue una plataforma que se centró sobre todo en temas políticos y sociales, e incitó a una mayor colaboración ciudadana, ya que su modelo fue imitado en otras partes del mundo. Además, también en el mismo país, otro ejemplo fue el Movimiento Ocupemos Washington, muy relacionado con el periodismo, tal y como se refleja a continuación.


Fuente: teleSUR tv

Por otra parte, los atentados del 11- M, en Madrid (2004), o los del 7-J, en Londres (2005) son otros capítulos de este periodismo ciudadano, y no son los únicos, tal y como se observa también en conflictos bélicos, como el de Siria (véase en el vídeo de abajo). Según Óscar Espiritusanto y Paula Gonzalo Rodríguez: “(…) la cobertura de atentados y conflictos armados abre un nuevo capítulo en favor del periodismo ciudadano”. Son, por tanto, momentos en los que la calle habló. Por un lado, respecto a los atentados del 7-J, de acuerdo con las mismas fuentes, fueron los propios atrapados en el metro los que captaron las imágenes del horror con sus propios teléfonos móviles. De esta manera, estas imágenes y vídeos fueron difundidos a través de YouTube y Flickr, y enviados a medios tradicionales, como la BBC, antes de que estos pudieran desplazarse hasta el lugar de los hechos. Además, esto último refleja otros de los problemas de los medios de comunicación tradicionales (los costes de transporte y las dificultades para adaptarse a noticias de última hora). Por otro lado, en lo que se refiere al 11-M, de acuerdo con las mismas fuentes, también hubo una cierta cobertura ciudadana, aunque quizá su participación no se dio tanto en el mismo lugar de los hechos, sino a través de Internet y otros medios. Hubo una utilización y aceptación de las herramientas Web 2.0 para protestar en contra de la actitud y presión del Gobierno. De hecho, esta actitud durante el Gobierno de Aznar, que intentó hacer creer que los atentados fueron llevados a cabo por ETA, facilitó el ascenso del PSOE en las elecciones de ese mismo año. Se trataba de un contexto en el que Internet y la mensajería instantánea no estaban tan presentes como en los últimos años, por lo que este “despertar” ciudadano de protesta se observa más en las llamadas telefónicas y en los SMS. Pese a ello, también la movilización ciudadana quedó reflejada en Internet que, en tan solo un día (el 11 de marzo de 2004), aumentó un 1%, ascendió de un 3 a un 4 %. Conforme a algunos autores, como Óscar Espiritusanto, las llamadas de fijo a móvil, en tan solo un día, aumentaron en un 725 %, y el envío de mensajes de un 20 a un 40 % entre el 11 y el 14 de marzo.


Fuente: TVE
          
     Estos últimos constituyen ejemplos de una mayor participación ciudadana en el flujo de la información, que ha conducido a un nuevo periodismo: el periodismo ciudadano. Este es fruto de las nuevas tecnologías y de un descontento social, causado por los abusos políticos, así como por las propias prácticas del periodismo. A mi juicio, este nuevo tipo de comunicación contribuye a un mayor pluralismo, puesto que es un espacio en el que todos los ciudadanos pueden expresar libremente su opinión. Dicho de otra manera, es una forma de acabar con una información monopolizada. No obstante, tampoco conviene edulcorarlo, pues este periodismo tiene algunos defectos. Por ejemplo, en algunos casos, como en OhmyNews el proyecto fracasó, debido a una falta de especialización. Esto hacía que recibiesen numerosos mensajes de todas partes del mundo, lo que dificultaba el proceso de selección y publicación de noticias. Además, hay que tener en cuenta que un ciudadano no cuenta con la misma formación profesional que un periodista. En definitiva, a pesar de esto, el periodismo ciudadano contribuye a un mayor pluralismo ideológico y a una mayor democratización: es una nueva forma de protesta y lucha por nuestros derechos como ciudadanos.

Principales referencias

Espíritusanto, Óscar; Gonzalo Rodríguez, Paula (coord.), “1. Orígenes”, Periodismo ciudadano, ed. Ariel, Barcelona, 2011. 
Acceso:http://www.fundaciontelefonica.com/arte_cultura/publicaciones-listado/pagina-item-publicaciones/?itempubli=

Espiritusanto, Óscar; Gonzalo Rodríguez, Paula (coord.), “5. Hitos del periodismo ciudadano: del tsunami de Indonesia a las 
revueltas en Túnez”, Periodismo ciudadano, ed. Ariel, Barcelona, 2011.
Acceso:http://www.fundaciontelefonica.com/arte_cultura/publicaciones-listado/pagina-item-publicaciones/?itempubli=125



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